Mentores de empresa
Hay mentores de empresa que trabajan para las compañías como asesores externos. Normalmente son directivos con mucha experiencia que representan un valor añadido en la gestión de la empresa y de los proyectos en curso y futuros. Hablemos de qué tener en cuenta en una relación con los mentores de empresa:

 
– Reuniones periódicas. Programa en tu calendario de reuniones citas periódicas con tus mentores. Incluso plantéate si no merece la pena realizar ajustes en tu planificación para encontrar tiempo y reunirte en un desayuno informal o después de las horas de trabajo. 
 
– Mantener el vínculo. Proporciona a tus mentores copia de los mensajes de correo electrónico que consideres que pueden mantener el vínculo con ellos. Pero sé muy selectivo, si no quieres que te ignoren remíteles sólo la información que creas relevante y con cabeza de mensajes que les ayuden a comprender el contexto en el que remites la información.
 
Lunes 
 
– Elige el momento adecuado. Si necesitas que tus mentores de empresa estén detrás de las decisiones que se van a tomar un lunes, en una reunión a varios días vista, ten con tus mentores una reunión previa el viernes anterior. Tendrás apoyo y consejos con tiempo suficiente para decidir qué hacer en lo más parecido a una toma de decisiones colegiada. Sólo tú sabrás que ha sido así. Una ventaja más.
 
– Críticas sí, pero en privado. Si quieres conservar el valor de la experiencia de tus mentores de empresa, cualquier crítica que quieras hacer, por favor en privado. Nada de llevarlas a una reunión en la que se ponga en cuestión a los mentores.
 
– Maneja con cuidado la relación entre directivos activos y mentores. Los primeros pueden sentirse desautorizados si los segundos parecen pesar en las tomas de decisiones. 
 
Reconocer valías, agradecer contactos y buscar el trabajo y reconocimiento de tareas conjuntas en proyectos en los que participen es muy importante. Para que el grupo de directivos de valía se mantenga y para que los mentores sigan sintiéndose útiles para la empresa. Lo último, y lo menos deseable, es quedar atrapado en el fuego cruzado de una hostilidad manifiesta entre directivos y mentores externos.