Recientemente tuvimos la ocasión de hablar sobre qué es lo que puede hacer feliz a nuestros empleados. En ocasiones perdemos el norte y no llegamos a la conclusión de cuáles pueden ser las armas a utilizar para ello. A veces el entorno es más importante de lo que podemos imaginar y no pensamos que puede ser un factor que aumente la productividad y felicidad del empleado. Por ello muchas empresas se están preguntando en qué país quieren trabajar sus empleados.
Una tendencia de gran fama
Esta es una tendencia que se ve motivada en la actualidad por la facilidad que hay para viajar por el mundo y para mantener comunicaciones instantáneas sin importar dónde estemos. Programas del tipo de Skype lo facilitan todo a la máxima expresión, así que podemos dejar que los empleados vuelen libres y que trabajen, si les apetece, en China, o que lo hagan desde Estados Unidos. La idea es que esa felicidad que encuentren les ayude a ser más eficientes en el día a día, algo que sin duda nos ayudará a nosotros a ofrecer a nuestros clientes mejores resultados.
¿Pero cómo proporcionarlo?
Hay dos opciones por las que se puede optar en este sentido. La primera es que derivemos a los empleados a las sucursales que nuestra empresa tengan en estos otros países. El proceso es un poco complejo, al menos en términos burocráticos, pero puede dar muy buenos resultados. La segunda opción es que les dejemos trabajar en casa y que sigan un ritmo de trabajo adecuado bajo una supervisión que realicemos a distancia. Ambos casos pueden ser realmente positivos para la empresa, así que no dudemos en tenerlo en cuenta si creemos que alguien estaría más feliz trabajando desde el extranjero.