La denominada evaluación del desempeño es una herramienta de la organización empresarial y de su dirección para monitorizar el cumplimiento de los objetivos de la empresa a nivel personal. Un recurso que coordina el departamento de recursos humanos. Se trata de evaluar de manera continua la conducta de cada uno de los trabajadores con la finalidad de saber si están alcanzando los rendimientos fijados en un plan de actividad.

Pero la evaluación del desempeño va más allá, cuando intenta reproducir un retrato fiel de la relación del trabajador con su entorno y con la producción, al identificar cómo se integra el empleado en la organización y su grado de participación en las actividades.

Aspectos que tocan los valores y la psicología humanos como la empatía, el trabajo participativo, la sociabilidad o la proactividad. La evaluación del desempeño revela las fortalezas, las capacidades y las oportunidades que se ofrecen a la organización desde la perspectiva de la competencia individual.

La evaluación continua de los parámetros individuales permite a los responsables del departamento de recursos humanos no condicionar los resultados analizados y detectar los problemas de la organización antes de que se desarrollen o adquieran dimensiones de conflicto. Pero ¿qué es lo que se evalúa?

Un departamento de recursos humanos medirá las cualidades de cada trabajador, su personalidad, pero también su comportamiento. Medirá su contribución a los objetivos que se le han encomendado y evaluará todo su potencial de desarrollo. Se evalúan la calidad de su tarea, el conocimiento real de lo que hace, su estabilidad emocional, su capacidad para analizar, sintetizar y sus habilidades sociales.

La evaluación de desempeño debe, en cualquier caso, servir de apoyo para mejorar las tareas que se ejecutan. No ha de convertirse en una forma de calificar su trabajo si éste no es correcto. Las evaluaciones de desempeño son un proceso complicado en el que el trabajador puede llegar a sentirse vigilado y resulta hasta tedioso. La clave de todo consiste en involucrar y motivar a los empleados sobre la necesidad de este planteamiento de control interno.