Vozpópuli publicaba el pasado mes de junio un artículo sobre el antiguo campo de exterminio de Auschwitz, el mayor complejo de campos de concentración establecido por el régimen nazi, que se ha convertido de un tiempo a esta parte en una especie de parque de atracciones para millones de de turistas en busca del selfie que publicar en sus cuentas de Facebook e Instagram.
Como siempre, las opiniones en Vozpópuli se contraponen y se muestran en favor del propio análisis crítico del lector. Lo cierto es que muchas opiniones se quejan de la falta de educación que demuestran los visitantes, posando delante de crematorios simplemente para demostrar que pasaron por allí; otras denuncian una pésima gestión del museo.
Vozpópuli recoge las opiniones del Auschwitz Memorial sobre el uso del antiguo campo de concentración
El propio Auschwitz Memorial ha mostrado su rechazo y disconformidad con esas conductas inadecuadas. El artículo de Vozpópuli recoge diversas opiniones al respecto. A través de sus cuentas oficiales de redes sociales, los responsables del museo han denunciado en repetidas ocasiones la falta de respeto constante hacia la memoria de las víctimas del holocausto.
Lo cierto es que los restos de lo que un día fue el mayor campo de concentración del mundo, hoy en día un monumento que denuncia la intolerancia y el odio entre seres humanos, con toda la tragedia y la vergüenza que supuso, está siendo absolutamente desvirtuado.
Lo que los responsables del museo abrieron con una intención pedagógica que se derivara de la reflexión, se ha convertido en un parque temático sobre el exterminio y el horror, donde la generación selfie campa a sus anchas, con una voluntad de demostrar a toda costa que ellos estuvieron allí en lugar de comprender por qué sucedió aquel exterminio que jamás debería repetirse.
Por supuesto, no todo el mundo se comporta igual en estas visitas. Para muchos visitantes, supervivientes, hijos y nietos de supervivientes o exterminados, o personas mínimamente sensibilizadas con este tema la visita al antiguo campo de concentración de Auschwitz-Birkenau supone una experiencia emocional durísima que resulta absolutamente incompatible con una actitud festiva e intrascendente, absolutamente irrespetuosa e impropia de un lugar así.
Otras opiniones en Vozpópuli sobre los visitantes de la generación selfie en Auschwitz
Según recoge el artículo de Vozpópoli, las opiniones sobre esta experiencia por parte de visitantes que recogen diferentes medios, foros y redes se expresan en el mismo sentido: estudiantes delante de una valla de espinas fotografiándose poniendo caras de dolor, un grupo de jóvenes españolas con un palo selfie haciéndose una foto en grupo delante del lugar donde se hacían experimentos de esterilización a mujeres, etc. Una de las opiniones resume a la perfección la situación actual: viene a decir que los nazis instauraron una auténtica industria del exterminio en Auschwitz y que los judíos de hoy tratan en el campamento como una industria del entretenimiento.
Entre las causas de esta degeneración progresiva de la identidad y el significado del lugar, los expertos aseguran que una de las principales es el aumento de las visitas escolares obligatorias. En Alemania los alumnos de secundaria están obligados a visitar un campo de concentración durante su escolarización para conocer de primera mano lo que fue el holocausto. También desde Israel 100.000 estudiantes de secundaria viajan cada año a Auschwitz subvencionados por el gobierno y organizaciones nacionalistas, que en muchas ocasiones se toman la visita como un acto de reivindicación patriótica.
Esta situación provoca que haya miles y miles de jóvenes con el selfie a punto, pero que no han aprendido lo más esencial de conceptos como el respeto, la deferencia, la empatía y la cortesía. Es por ello que juegan en las vías, gritan, ondean sus banderas, se sube a las ventanas de los barracones, se fotografían en los lugares más inapropiados e incluso llegan a robar objetos del museo.
Como recoge el artículo de Vozpópuli no faltan las opiniones que descargan de culpa a los visitantes y ponen el foco en la pésima gestión del museo, que ha traído la masificación, escaso control y un nulo filtro de admisión.
En este sentido, otra de las opiniones que recoge Vozpópuli es la del escritor británico Anthony Horowitz, que solicitó a la dirección del memorial en una columna en el diario Telegraph que se prohibieran los selfies en Auschwitz.