En primer lugar, para entender el título de nuestra entrada de hoy debemos entender qué son los campos STEM, aquellos que estamos inmersos en el mundo de las nuevas tecnologías o en campos técnicos conocemos esta abreviación, pero para los que no están familiarizados con ella corresponde, las siglas STEM corresponden a los ámbitos de Science, Technology, Engineering y Matehmatics, es decir, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.

Aquellos encargados de desarrollar políticas públicas así como aquellos que deben organizar las fuerzas del trabajo han determinado que en el ámbito STEM no existen tantas mujeres como se necesitasen y esto supone un retroceso para esos campos de trabajo, tan cruciales hoy día.

Las ocupaciones que suelen derivarse de los ámbitos de trabajo de STEM, suelen ser “ocupaciones de hombres”, es decir, históricamente ha habido poca representación femenina en estos puestos de trabajo. Sin embargo, desde que el papel de la mujer se intenta remarcar en todas las esferas de la vida, se ha visto una necesidad apremiante de que exista una representación femenina efectiva en este ámbito.

La razón por la que se necesitan más mujeres trabajando en este ámbito es sencilla, no podemos no contar con la mitad de la fuerza del trabajo existente. Necesitamos que las mujeres estén integradas en estos ámbitos de trabajo STEM, para que el día de mañana tengan las mismas capacidades que les han sido negadas durante tantos años.

El problema surge en que a la hora de atraer talento femenino a estos ámbitos laborales STEM no es una cuestión sencilla. Se trata de luchar contra barreras culturales que durante muchos años les han dicho a las mujeres cuál debía ser su papel. Por eso en las carreras técnicas a día de hoy hay muy poca demanda femenina a pesar de que la representación de las mujeres en las universidades es cada vez mayor.