¿Se nace ser buen orador o se hace?. Creemos lo segundo. Este artículo explica cómo conseguirlo. Las presentaciones en público son parte del trabajo de los gerentes de las empresas. Los mejores comunicadores hacen el milagro de conseguir que su audiencia se quede prendada de su discurso y de sus palabras. Pero, como con todo, se puede aprender a ser buen orador. Éstos son algunos consejos para conseguirlo:
– Conocer el tema. No conocer el tema del que se va a hablar es llevar la comunicación que se va a realizar al desastre. Es obvio, sí, pero nunca se nos debe olvidar que hay que controlar los temas de los que se habla.
– Ensayar en voz alta. Una buena forma de preparar una locución en público es hacer pruebas ensayando en voz alta. Y si es frente a un espejo para controlar los movimientos del cuerpo, mejor.
– Acertar con lo que quiere la audiencia. Para ser buen orador, hay que saber qué es lo que quiere el público. Es la forma más directa de conectar con la gente. Con sus intereses y expectativas.
Imaginar qué se preguntará
– Evaluar las preguntas. Si se abre un turno de preguntas, es probable que acertemos a responderlas con oportunidad y propiedad si antes hemos evaluado esa posibilidad.
– Diapositivas o presentaciones análogas. Una buena forma de apoyar los mensajes es utilizando medios audiovisuales que ayuden a proyectar las ideas y los conceptos. Y una forma de conducir mejor la locución. Esos medios pueden ser la guía perfecta para las palabras.
– Administrar el tiempo. El público tiende a estar más atento si el orador respeta los tiempos pactados o conocidos previamente para el interviniente.
Estos son los caminos para ser buen orador, lo demás, buenas palabras y mejores desarrollos de ideas. No hay secreto.
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