¿Beneficia a una empresa mantener el secretismo sobre los sueldos?. La respuesta es que no. Una norma no escrita en las empresas y en los decálogos ideales de los departamentos de recursos humanos es que las cantidades de los sueldos de los empleados no se publicitan. 

 
Debido a la falta de transparencia en este sentido, la mayor parte de los empleados de las empresas no llegan a comprender el sistema de retribuciones, su sentido, y las compensaciones económicas por rendimiento. Y de ahí a equívocos y a situaciones de malestar entre los trabajadores por considerarse no suficientemente pagados, hay un paso. Un paso para que también la productividad caiga en la empresa por ese motivo.
 
Oímos una y otra vez que las compensaciones económicas no son siempre el motor del rendimiento y del compromiso de los trabajadores con las empresas. Pero la realidad devuelve un panorama totalmente diferente. Los empleados pueden amar a su empresa, pero ese amor, que puede percibirse como no correspondido, no ayuda a resolver los desafíos económicos a los que se enfrentan los trabajadores en su vida personal, en el día a día.
 
No hablamos de ofrecer igualdad salarial, sino de que el trabajador conozca cómo se valoran los puestos de trabajo y a qué se puede aspirar en los escalafones del organigrama de un centro de trabajo. Hablamos de publicar las cuantías de las retribuciones económicas para ofrecer metas estimulantes a los empleados.
 
Tal vez no sea extrapolable del todo a nuestro entorno económico y social, pero ahí está el dato, un estudio del Instituto de Investigación de Mujeres Políticas (IWPR) de Estados Unidos reveló en 2011 que la mitad de los hombres y de las mujeres encuestados veían como un ‘castigo’ que no pudieran saber las cantidades que se pagaban a todos los empleados de la empresa.
 
¿Se puede cambiar esta cultura del secretismo sobre los sueldos? Sí, y con la experiencia y la cercanía de los departamentos de recursos humanos, ése es el desafío.