La actitud positiva pone alas al trabajo en equipo, por contra, una negativa desacelera la proactividad del personal de una empresa. La vida tiene sus picos, sus dientes de sierra, a veces se está en un punto de exaltación, motivados, en otras, todo parece confabularse para hacernos caer.

Diferentes estudios han demostrado que una actitud positiva puede mejorar el rendimiento laboral a todos los niveles. Y un departamento de recursos humanos ha de tener como referencia esta condición. Pero ¿de qué manera podemos transformar esa negatividad en positividad en el seno de una empresa? Veámoslo en tres actitudes clave:

-Encontrar los momentos de alegría. En situaciones no especialmente favorables, encontrar momentos de alegría desde luego que no resulta fácil. Pero si somos perspicaces, hallaremos un motivo. Sólo se trata de buscar un pequeño momento de exaltación. ¿El qué?, pues puede ser encontrase con un viejo amigo, experimentar una situación deseada y satisfactoria que nos devuelva al cauce del optimismo. Los motivos, los de cada cual.

-Expresar gratitud hacia los demás. Un equipo de trabajo de una empresa lo forman diferentes personas, cada una con emociones distintas, personas que ven la realidad de manera diferente. Agradecer el trabajo de los demás, mostrar empatía de corazón, vivir el esfuerzo de los otros como algo propio, alienta el trabajo en equipo. Expréselo y verá cómo se vuelve contra usted esa actitud positiva. Positivamente.

-Acciones positivas para emociones positivas. Demostrar afecto, ser colaborativo, ser entusiasta, compartir ideas positivas, llenar el lugar de trabajo de acciones positivas tiene el efecto de hacer brotar emociones igualmente positivas en los demás. Ser amable por naturaleza invita a que los demás lo sean.

Tal vez no se puedan elegir las situaciones, tal vez podamos tener un control mínimo sobre ellas, pero lo que sí podemos gobernar son nuestras emociones. Es su turno.